Por Teresa González-Ramírez* y Francisco Nuñez Román**
*Editora-Jefe Revista Fuentes
Departamento de Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación
** Editor-adjunto de la Revista Fuentes
Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura y Filologías Integradas
Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Sevilla
Palabras clave: FUENTES, Ciencia abierta, acceso abierto, evaluación científica, revistas científicas, políticas científicas, equidad epistemológica, Investigación educativa, Desigualdad en la publicación
En los últimos años, el movimiento por la ciencia abierta ha ganado protagonismo en las políticas científicas nacionales e internacionales. Sin embargo, su implementación práctica está lejos de ser homogénea o estar exenta de contradicciones, lo que provoca ciertas tensiones que emergen entre los principios de la ciencia abierta y las estrategias comerciales de las grandes editoriales académicas. Estas tensiones tienen un fuerte impacto en el ámbito de las Ciencias de la Educación. ¿A quién beneficia realmente el acceso abierto tal como se está desarrollando? ¿Qué lugar ocupa la educación en este nuevo ecosistema? ¿Estamos construyendo un modelo más justo o simplemente desplazando las barreras de acceso? Este texto busca abrir el debate desde una mirada crítica y situada, apelando a quienes editamos, evaluamos y producimos conocimiento desde el compromiso con la equidad y la apertura real.
Vivimos un momento de transformación en el mundo académico. La ciencia abierta, con su promesa de democratizar el acceso al conocimiento, parece haberse instalado como una idea fuerza en las políticas científicas. Sin embargo, esta promesa convive con una realidad mucho más compleja: las grandes editoriales comerciales han sabido adaptarse a este nuevo escenario sin renunciar a sus beneficios. Lo que podría ser una apertura del conocimiento se está convirtiendo, en muchos casos, en una nueva forma de exclusión.
Este conflicto no es menor. Se están enfrentando dos formas de entender la ciencia: una basada en la colaboración, la transparencia y el acceso libre; y otra enmarcada en lógicas de mercado donde el conocimiento es tratado como mercancía. Las grandes editoriales, ante la presión del movimiento por la ciencia abierta, han respondido con estrategias que aparentan alinearse con ella, pero que en la práctica refuerzan su posición dominante. Revistas híbridas, acuerdos transformativos con universidades, plataformas propias de datos abiertos o preprints: todo esto configura un ecosistema que parece abierto, pero que sigue operando bajo las reglas del mercado.
El resultado es que el acceso abierto, tal y como se está implementando en muchos contextos, no es ni universal ni equitativo. En lugar de pagar por acceder a los contenidos, ahora se paga por publicar. Y ese coste lo asumen las instituciones, no siempre en igualdad de condiciones. Los acuerdos transformativos permiten publicar sin coste directo solo a quienes están dentro del sistema —universidades firmantes, revistas seleccionadas—, dejando fuera a investigadores independientes, a grupos periféricos, o a quienes trabajan desde regiones con menos capacidad de negociación. En algunos campos, como el educativo, esto se hace especialmente evidente.
La educación no suele estar bien representada en los grandes acuerdos editoriales. Las revistas del área, muchas veces editadas por universidades o sociedades científicas, quedan fuera de los circuitos de financiación. Además, en los catálogos de revistas elegibles suele haber un sesgo claro hacia otras disciplinas más “visibles” en términos bibliométricos. Esto genera una desigualdad añadida: investigadores e investigadoras en educación tienen menos oportunidades de publicar en acceso abierto en revistas con impacto sin incurrir en costes adicionales.
A todo esto, se suma otra capa de complejidad: las herramientas que usamos a diario, como Mendeley o ResearchGate, están integradas en los entramados comerciales de las editoriales. Aunque se presentan como espacios abiertos, su lógica responde también a intereses de mercado. Y mientras tanto, la evaluación científica sigue anclada en indicadores como el factor de impacto, que premian a las grandes revistas comerciales, incluso cuando se promueve institucionalmente el acceso abierto.
Este entramado genera tensiones profundas. Por un lado, se alienta a las comunidades científicas a compartir el conocimiento libremente. Por otro, se penaliza indirectamente a quienes optan por canales alternativos o intentan publicar en revistas realmente abiertas y sin APC. En el caso de la educación, esta paradoja es especialmente grave: no solo se margina a las revistas del área, sino que se refuerza la hegemonía anglosajona y se desincentiva la producción local, situada y crítica.
Nos encontramos, por lo tanto, en un momento crucial en el que las revistas científicas universitarias, empujadas hacia el cumplimiento de los criterios de Ciencia Abierta, deben superar procesos de evaluación institucionales que incluyen no sólo estos principios fundamentales, sino también criterios basados en métricas e impacto académico establecidos por las grandes empresas editoriales. Esta discrepancia ha sido evidente en la última convocatoria de evaluación de revistas científicas de FECYT, en el que se combinaba el paradigma de Ciencia Abierta con criterios de impacto ligados a las editoriales comerciales.
La alineación entre las políticas de evaluación académica y los principios de la Ciencia Abierta en las ciencias sociales en España sigue siendo un desafío significativo. A pesar de los avances normativos y estratégicos, como la Estrategia Nacional de Ciencia Abierta (ENCA) 2023–2027, persisten barreras estructurales y culturales que dificultan la integración efectiva de prácticas abiertas en los sistemas de evaluación y reconocimiento académico. La Estrategia Nacional de Ciencia Abierta 2023-2027 establece objetivos estratégicos como la implementación del acceso abierto por defecto a las publicaciones científicas financiadas con fondos públicos y la creación de nuevos mecanismos de evaluación que reconozcan las prácticas de Ciencia Abierta, incluyendo incentivos y formación para el personal investigador. Sin embargo, un estudio realizado por Abad García et al. (2022) revela que solo el 18% de las universidades españolas especifican criterios para evaluar su compromiso con la Ciencia Abierta, y aunque la mayoría dispone de repositorios institucionales, la integración de estos en sistemas de evaluación sigue siendo limitada.
Fuente de la imagen: Pixabay
Por otro lado, la ENCA también establece como objetivo fomentar la plena adopción de la Ciencia Abierta, incluyendo el acceso abierto a publicaciones científicas y la gestión FAIR (Findable, Accessible, Interoperable, Reusable) de los datos de investigación. Sin embargo, su implementación efectiva en las ciencias sociales enfrenta desafíos específicos. Por ejemplo, las investigaciones en ciencias sociales a menudo manejan datos sensibles o confidenciales, lo que complica su apertura y compartición. Por otro lado, la variedad de enfoques y metodologías en las ciencias sociales dificulta la estandarización de prácticas abiertas y la aplicación de criterios uniformes de evaluación. Además, la falta de infraestructuras adecuadas para el almacenamiento y la gestión de datos abiertos en las ciencias sociales limita la adopción de prácticas de Ciencia Abierta. La falta de incentivos específicos y la escasa valoración de la apertura en los sistemas de evaluación desincentivan a los investigadores a adoptar estas prácticas. Por ejemplo, solo el 16 % de las revistas científicas españolas cuentan con políticas sobre la disponibilidad de datos de investigación subyacentes, y apenas el 15 % permiten el envío de artículos previamente depositados en repositorios de preprints (Melero et al., 2023).
Actualmente, las principales bases de datos y sistemas de indexación, como JCR, Scopus y SciELO, continúan priorizando indicadores tradicionales de impacto, como el número de citas o el factor de impacto, sin integrar plenamente criterios relacionados con la apertura de los procesos editoriales o la accesibilidad del conocimiento. Esto implica que las revistas que implementan prácticas innovadoras de Ciencia Abierta pueden quedar en desventaja competitiva, ya que su compromiso con la transparencia no se traduce en mayor visibilidad ni reconocimiento institucional. Como señalan Aguado-López y Becerril-García (2020), los sistemas dominantes de evaluación no contemplan adecuadamente las nuevas prácticas de apertura, lo que perpetúa un modelo cerrado de circulación del conocimiento. Esta situación genera un círculo vicioso: las revistas no adoptan prácticas abiertas porque no son recompensadas, y los investigadores no publican en ellas porque sus evaluadores no las valoran (Grattarola et al., 2024).
Las revistas editadas por universidades o asociaciones científicas, como las del Consorcio Aula Magna al que representamos, buscan otra forma de hacer ciencia abierta: sin cobros por publicar, con criterios editoriales rigurosos y compromiso con la comunidad. Sin embargo, estas publicaciones siguen siendo invisibilizadas por los sistemas de evaluación y los acuerdos transformativos. Es una contradicción que no podemos seguir ignorando.
En definitiva, la ciencia abierta está lejos de ser una realidad plenamente transformadora. Si no se abordan las desigualdades epistemológicas, lingüísticas y territoriales que siguen marcando el sistema editorial, corremos el riesgo de que el acceso abierto se convierta en una etiqueta más del negocio. Y en campos como el educativo, donde ya existen históricas brechas de reconocimiento, esto puede tener consecuencias especialmente preocupantes.
Referencias
Aguado-López, E., & Becerril-García, A. (2021). El Tiempo De La Revisión Por Pares: ¿Obstáculo A La Comunicación Científica? Interciencia, 46(2), 56-64.
Abad García, M. F., González Teruel, A., Abadal, E., & Ollé I Castellà, C. (2022). Les universitats espanyoles i la ciència oberta: un estudi sobre barreres i elements afavoridors. Bid: Textos Universitaris de Biblioteconomia i Documentació, 49. https://doi.org/10.1344/Bid2022.49.17
Grattarola, F., Shmagun, H., Erdmann, C., Cambon-Thomsen, A., & Thomsen, M. (2024). Gaps between Open Science Activities and Actual Recognition Systems: Insights from an International Survey. Plos One, 19(12), E0315632. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0315632
Melero, R., Boté-Vericad, J.-J, & López-Borrull, A. (2023), Perceptions Regarding Open Science Appraised by Editors of Scholarly Publications Published in Spain. Learned Publishing, 36, 178-193. https://doi.org/10.1002/leap.1511
Cómo citar esta entrada:
González Ramírez, Teresa, y Núñez Román, Francisco (2025). El espejismo del acceso abierto en la investigación educativa. Aula Magna [Blog]. https://cuedespyd.hypotheses.org/18846
OpenEdition le sugiere que cite este post de la siguiente manera:
Aula Magna 2.0 (9 de mayo de 2025). El espejismo del acceso abierto en la investigación educativa. Aula Magna 2.0. Recuperado 24 de mayo de 2025 de https://doi.org/10.58079/13w83